La reparación de los agujeros del piercing, tanto sea en la nariz, el labio, la oreja, el ombligo o cualquier otra parte del cuerpo, se realizan cuando el agujero se ha ensanchado, rasgado de forma accidental o por el uso de pendientes excesivamente pesados o simplemente cuando ya no deseamos llevar el piercing. La técnica empleada para cerrar el orificio es mediante la extirpación del conducto de piel que une ambos extremos para restablecer la continuidad de la misma, realizando la incisión siguiendo el pliegue de la piel, cerrándolo en 3 planos y suturando meticulosamente para que la cicatriz sea mínima. Además de extirpar el conducto de piel asociado al piercing, también se puede reconstruir el lóbulo de la oreja rasgado por el uso de pendientes o dilatadores realizando una incisión vertical para extirpar la piel interior y unir por planos tanto la grasa como la piel. En los casos donde lo que se desea es reducir el lóbulo de la oreja, la incisión se esconde detrás de la oreja y cuando se busca reducir el tamaño de la oreja en general, la cicatriz se camufla en los pliegues naturales de la piel. El procedimiento se realiza con anestesia local de forma ambulatoria.
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