Como consecuencia, se produce una pérdida de volumen y contorno dando lugar a la aparición de arrugas estáticas, otorgando al rostro un aspecto cansado y envejecido. Por este motivo, el uso de ácido hialurónico mediante infiltraciones permite rehidratar en profundidad la piel del área tratada devolviéndole su tersura. Hay 2 tipos de ácido hialurónico y se diferencian entre ellos por su composición molecular. Estas moléculas se unen entre si creando una estructura en forma de malla. Cuanto más reticulado es el ácido, más densidad y durabilidad tiene. Dependiendo de si el ácido es más o menos reticulado, tendrá mayor o menor densidad y sus resultados serán más duraderos. Asimismo, al formar una unión estable entre estas moléculas, el ácido reticulado ofrece un volumen mucho mayor, mientras que con el no reticulado los efectos serán más sutiles pero beneficiosos para mantener una rutina diaria. Según el tipo de tratamiento que requiera el paciente y del nivel de la piel que sea necesario tratar, superficial, medio o profundo, será más adecuado uno u otro. Ácido Hialurónico No Reticulado o de Baja Densidad
Ácido Hialurónico Reticulado o de Alta DensidadEste ácido actúa a nivel más profundo. Su alta densidad molecular permite que los efectos perduren por más tiempo debido al que el organismo demora más en reabsorberlo ya que su unión permite una menor degradación, proporcionando mejores propiedades para resistir el paso del tiempo. Se infiltra mediante un aguja o cánula muy fina con un producto anestésico en gel o ya incorporado en el vial. Se utiliza habitualmente para crear más volumen, rellenar arrugas medias y profundas y perfilar distintas zonas del rostro y cuerpo como los pómulos, el contorno y aumento labial, surcos nasogenianos y perfilado del reborde mandibular, en el tratamiento de ojeras y cicatrices producto del acné, entre otros. Sus efectos, cuando está bien aplicado, otorga resultados muy naturales. En la primera consulta, el profesional médico podrá evaluar el tipo de piel, la zona a tratar y el resultado que el paciente desea conseguir para recomendarle el tratamiento más adecuado. Es importante que el paciente busque un especialista con experiencia no sólo en la aplicación del producto sino en el conocimiento de la piel y su anatomía, para que pueda evaluar el estado de la misma y obtener así los mejores resultados de acuerdo a su caso en particular.
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